1. Conserva tu lugar: No te pierdas, y si te pasa ESCUCHA la sección
de ritmo; por lo general el baterista marca con el crash el comienzo
de cada sección. Si usas una nota y no suena como esperabas,
muévela medio tono hacia arriba o hacia abajo y seguramente volverás
a la escala correcta. Recuerda que la música de jazz suele ir en
frases de 2, 4 y 8 compases, así que nunca estás lejos del
principio de un nueva frase.
2. Toca las notas correctas: Esto en realidad hace referencia a tocar
las notas que escuchas en tu cabeza, las notas que cantarías con tu
boca. Tener las escalas y acordes en un papel apenas sirve de guía,
no contiene la música que vas a tocar en realidad esa viene de tu
imaginación, y te permite operar desde una base creativa más
natural. Te permite tomar riesgos y ayuda a quitarse el miedo.
3. En la música es natural el uso de la repetición y de secuencias,
y se encuentran en todo tipo de música: El improvisador inexperto
suele pensar que si repite una idea entonces todos saben que la
repetirá y entonces, porqué hacerlo; además no es suficientemente
original para su EGO así que no la repite. ¡ERROR! El espectador
necesita oír algo de repetición y secuencia, de otro modo no podrá
recordar nada de lo que interpretes. La repetición y la secuencia
son el pegamento que une los solos. Depende de ti cuantas veces
quieres repetir una idea, pero lo más regular es 2 o 3 veces y luego
tu mente te dirá cuando repetir o secuenciar alguna idea. Esto es
parte del proceso de oír la música de otros.
4. Los tonos del acorde: (1ra, 3ra, 5ta, 7ma) Son notas grandiosas
para empezar o terminar cualquier frase, canta cualquier frase y
verás que sigue esta sencilla regla. Nuestros oídos oyen los tonos
de los acordes primero, por eso es natural empezar y terminar con
ellos; además nos dan a nosotros y al que escucha lo que nuestros
oídos buscan: estabilidad armónica.
5. Sonido: Asegúrate de tener un sonido bueno y satisfactorio en tu
instrumento. Que no te intimiden las escalas, los acordes, las
progresiones o el tiempo. El sonido es lo más importante y lo
primero a lo que uno debe aferrarse al empezar a tocar. El sonido
deja una impresión duradera y es también lo primero que pueden
notar las personas cuando te escuchan cantar o tocar un instrumento.
Así que sé tu mismo y deja que tu voz, o la de tu instrumento
suene, es el principal ingrediente de tu personalidad musical.
6. Escuchar: No hay forma de que alguien llegue a tocar jazz o a
improvisar bien sin haber escuchado a los músicos que vinieron
antes. Solamente escuchando se pueden encontrar todas las respuestas. Cada
músico es el resultado de la música que escucha, es fácil saber lo
que alguien ha escuchado por la forma de tocar. Todos tendemos a usar
la imitación y es bueno hacerlo. Algunos piensan que si escuchan a
otros van a sonar como ellos, lo cual no es cierto, pero tu cerebro
intentará convencerte de que lo es. El ego odia la competencia y lo
que perciba como competencia, que no te engañe. Si nadie escucha a
otros ¿Para qué hacer música? La música es para todos y es
verdaderamente un lenguaje universal.
7. Todos tenemos habilidad para improvisar: Desde el niño más
pequeño hasta el mayor de los abuelos. Se requiere tener el deseo,
sacar tiempo para trabajar en ese deseo hasta que el movimiento de
tus dedos se vuelva automático, hasta que la distancia entre tus
dedos y tu mente se haga más y más pequeña, hasta el punto que al
pensar una nota tus dedos ya la estén tocando. No es magia, y si lo
es, entonces el truco es trabajo duro y perseverancia. Cuando le
preguntaron “¿Cual es el mayor obstáculo para la iluminación?”,
el buda respondió: “La pereza”. ¡Estoy de acuerdo!
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